El festival Río Verbena se presenta en esta segunda edición como un festival de medio formato. Inicialmente el aforo se especulaba con que rondaría las 9 mil personas, una cantidad de público, que para una ciudad pequeña como Pontevedra, es una apuesta muy importante. Como es obvio en un festival de este tamaño, el público asistente provenía de diferentes partes de la península ibérica, lo cual, a la ciudad le da una repercusión a nivel cultural y musical que hasta este momento no tenía. 
		  En la jornada del viernes, al igual que en la edición del año 2022, la afluencia de público fue bastante discreta, entorno a unas 3800 personas y la verdad es que a pesar de ser una gran jornada de música, hacía que el recinto se quedará excesivamente desangelado y vacío.
			  La jornada del sábado contaba con un sold out de antemano, pero como todo sold out, tiene truco. 
			Mucha gente compra su entrada o abono para ver a los cabezas de cartel, por lo que todo lo que sucedió antes de la llegada de Xoel López y Vetusta Morla, fue con un aforo que no llegaba al 50%, eso sí, cuando comenzó el coruñes, el recinto ya estaba lleno hasta los topes, al igual que para el concierto de Vetusta Morla. Y, como era de esperar, tras el bolo de Vetusta Morla, se produjo una espantada bastante grande de público.
        
        
          
	     
  
        
          
	     
  
        
          
		  
Sobre el recinto contaros que es un recinto rectangular, y contaba con dos escenarios, uno principal (escenario Xacobeo) y un segundo escenario (escenario La Gramola) más pequeño enfrentado al principal, en la otra punta del rectángulo. Las barras a medio recinto, enfrentadas una a la otra a lo ancho, lo que provoco que en los momentos de máxima afluencia de público fuera casi imposible desplazarse por el recinto, debido al embudo que se producía en el estrechamiento generado por la gente que estaba pidiendo en las dos barras confrontadas. El recinto también contaba con una pequeña zona de food trucks, en la que se encontraban 4 mesas para sentarse a comer, y una pequeña barra para pedirse algo de beber, todo ello ubicado en un lateral del escenario secundario. 
		   La zona de baños también estaba próxima al escenario secundario, físicamente no había otra ubicación posible, y esto también fue un problema puntual en los momentos de máxima afluencia de público, pues era casi imposible llegar hasta ellos. 
			Sobre las barras os contamos que los precios eran mas que razonables, caña 3€, agua 2,5€, copa 7,5€, quedando claro que la organización hizo una apuesta clara no por incrementar precios, ni disminuir cantidad de liquido en el vaso. Otra cosa muy de agradecer, es que no nos atracaran con los vasos, todos los vasos eran desechables, por lo que no había que pagar un extra por tu consumición.